jueves, 6 de diciembre de 2007

SALUD: LA RECOMPENSA DE LA CONTEMPLACION

SI A LO LARGO DE NUESTRO CAMINO DEBEMOS APRENDER QUE LA VIRTUD DE NUESTRA EXISTENCIA SE HAYA SIMPLEMENTE EN LA EXISTENCIA, ALGUIEN ME QUIERE DAR LA RESPUESTA A LA AFERRACION POR LO MATERIAL?

EN UNA OCASION OI LAS LAMENTACIONES DE UNA PERSONA EMIGRANTE QUE VENIDA DE UN PAIS DONDE EL PODER ADQUISITIVO ERA CINCO VECES MENOR QUE AQUI, SE HACIA LA MISMA PREGUNTA. PARA QUE ASPIRAR A TANTO CUANDO CON POCO MENOS SE PUEDE APRENDER A VIVIR...

HAY HORIZONTES NO TAN LEJANOS DONDE PODEMOS ALCANZAR NUESTRAS PLENITUDES. DETEN EL IMPETU DE SALTAR Y CONTEMPLA EL ALREDEDOR. ESPERA LA PRESA Y CUANDO LA TENGAS DELANTE, SALTA A POR ELLA.

LA MEJOR MANERA DE CAMINAR POR ESTA VIDA ES SER CIVILIZADO COMO LOS ANIMALES, COMO CANTABA ROBERTO CARLOS.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ah, el eterno debate entre la plenitud espiritual y la plenitud material!

¿Cuándo pasamos de poseedores a poseidos por nuestros bienes? ¿Cuándo obtenemos el apropiado grado de madurez? ¿Qué hay que haber hecho antes?

Pides mucho, querida, pides mucho. Y aquí, quién más quién menos, todos buscamos nuestra realización más allá. Es posible que sea bueno; es esa misma ambición la que nos ha hecho sufrir penas y trabajos -que, a la postre, han redundado en el beneficio del grupo. ¿Quién es mejor, Diógenes el Cínico o Alejandro Magno? ¿Santo Tomás Moro o Aguirre?

Yo tomo como modelo a Santo Tomás, y trato de vivir mi ideal contemplativo en el mundo real -sujeto a sus servidumbres y exigencias.

MALAQUITA dijo...

Entonces eres civilizado como los animales. Ellos se someten a las exigencias de la naturaleza por sobrevivir; pero hay diferencia... tu tienes un timon que es tu ideal; te llevara donde quieras aun encontrando las travas en el camino. Duro y lento sera siempre pero con un destino...
vamos al destino paraiso
a un paraiso cuidad....

Anónimo dijo...

Es diferente. Sigo una doctrina, doctrina a través de la cual aspiro a ordenar -civilizar- lo que hay de salvaje en mi -y en los demás. En base a ella, templo mis deseos, sujeto mis instintos... me sirve de palanca para mi salto predatorio, toda vez que me proporciona un modo de unificar mis energías.

Un animal corre el albur, se ve sumergido en una vorágine de la que -probablemente- no es consciente. Yo soy consciente -hasta cierto punto- del mundo en que vivo; dispongo mis actos más allá de lo que necesito para mi propia pervivencia. La inocencia del animal es -en mi caso- una isla perdida; isla a la que no me cabe retornar.

Probablemente tampoco lo deseo.

MALAQUITA dijo...

oooooh!
Vuelven las palabras de sabina en mi mente:
... y no quedan islas para naufragar
en un cascaron de nuez
mi corazon de viaje.